Gestación en movilidad por México: desafíos de la vulnerabilidad y acceso a los derechos

Mujeres sentadas en reunión mirándose entre si

Introducción

El desplazamiento forzado es una situación en la que las personas se ven obligadas a abandonar sus hogares o lugares de residencia debido a conflictos armados, violencia, persecución, desastres naturales u otras situaciones que amenazan su seguridad y bienestar. Algunos organismos como la Corte Interamericana de Derechos Humanos consideran el desplazamiento forzado como una múltiple violación a los derechos humanos por acción u omisión del Estado, que sitúa en una posición de vulnerabilidad acentuada a las personas desplazadas. El desplazamiento forzado puede ser interno cuando las personas se desplazan a lugares más seguros dentro de su mismo país; mientras que el desplazamiento forzado externo es aquel que involucra un cruce de fronteras entre uno o más países. De acuerdo con la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), durante el 2022 hubo 103 millones de personas desplazadas en el mundo.

La información que a continuación se presenta es resultado de una investigación realizada en la Ciudad de Tijuana, Baja California, bajo la cual se entrevistó a mujeres gestantes en situación de desplazamiento forzado interno provenientes de Michoacán y a mujeres en contexto de desplazamiento forzado externo originarias de Guatemala, El Salvador, Honduras, Ecuador y Venezuela. En ambos casos, las mujeres con quienes colaboramos relataron episodios de violencia ejercida por grupos de narcotraficantes y pandillas como el principal motivo para huir de sus hogares.

Entre la esperanza y el miedo: mujeres migrantes en busca de un futuro mejor

Las mujeres entrevistadas tanto mexicanas como extranjeras, salieron de sus comunidades solas o acompañadas de sus parejas e hijos con la intención de solicitar asilo en Estados Unidos, debido que es ahí donde tienen redes familiares que les brindan el apoyo para acceder a una mejor calidad de vida, lejos del ambiente de violencia de sus lugares de origen. No obstante, escapar de la violencia para salvar la vida implica una salida rápida del hogar, donde la mayoría de las mujeres salen con los pocos recursos económicos que tienen en ese momento y muchas de ellas, huyen sin la posibilidad de reunir sus documentos de identidad, cuestión que les conduce a otra serie de sucesos de vulnerabilidad en sus desplazamientos. Tal es el caso de Daniela, una mujer desplazada de Honduras: 

Recibimos amenazas de mareros de la colonia, de grupos criminales. Una no se imagina pues, que vayan a amenazar a una a su casa, pero ya después de eso decidimos venirnos y pues no queda de otra… pusimos una denuncia, pero igual, sólo nos dieron 24 horas para salir de nuestra casa, de nuestro país, si no iba a haber consecuencias…

En el contexto de movilidad, es ampliamente sabido que las personas que migran afrontan diversas situaciones de riesgo a lo largo de sus trayectos; sin embargo, las mujeres son susceptibles de experimentar mayores daños que otros grupos de migrantes. Desde una perspectiva interseccional, las mujeres desplazadas pueden experimentar diversas formas de opresión no sólo en función del género, sino también por raza/etnia, orientación sexual, edad, estatus migratorio, lengua, entre otros aspectos que agravan sus niveles de vulnerabilidad si además se añade que se encuentran gestando.  

Es importante señalar que durante el tránsito las mujeres tienen un limitado o nulo acceso a sus derechos sexuales y reproductivos; la sexualidad no se detiene en el transcurso del proceso migratorio. Si bien la mayoría de las mujeres abandonaron sus hogares en etapa de gestación, otras se embarazaron en el trayecto migratorio. La falta de acceso a métodos anticonceptivos ha sido una de las principales causas de embarazos no planeados o deseados, ya que las dinámicas de la movilidad impiden que las mujeres migrantes puedan recibir los servicios de salud sexual y reproductiva que necesitan. 

La vulnerabilidad de las mujeres gestantes en contextos de movilidad

Desde el momento en que se ven orilladas a abandonar sus hogares, las mujeres migrantes afrontan una serie de obstáculos que pueden afectar su bienestar físico, emocional y social. Las mujeres desplazadas en etapa de gestación enfrentan múltiples vulnerabilidades, pues es más complicado para ellas gozar de embarazos saludables o de bajo riesgo. Sobre todo, las mujeres que viven en albergues o refugios tienen mayores dificultades para acceder a una alimentación nutritiva y a beber cantidades suficientes de agua, situación que genera niveles de desnutrición, anemia y otras complicaciones en su salud; además, pueden experimentar un mayor nivel de estrés y ansiedad debido a la incertidumbre y la inestabilidad que caracterizan a los contextos de movilidad, afectando su salud mental y emocional. En suma, la falta de vivienda adecuada y condiciones sanitarias deficientes pueden aumentar el riesgo de enfermedades e infecciones que pueden afectar la salud de la madre y el bebé. Tal es el caso de Jeny, una mujer de Guatemala que nos comenta:

En el albergue la alimentación depende de nosotros, ahí nos dan lugar para dormir y para ir al baño, pero la comida ya depende de nosotros. Comemos lo que podemos, ya que como se debería de comer aquí no se puede, o sea sí se puede, pero en la bolsa de una pues dinero no hay, pues porque no es como estar en su país que los 2 trabajamos, son cosas que una ya sabe cuando piensa hacer estas cosas, ya una lo tiene sabido, pero gracias a Dios nosotros, como le digo, encontramos un lugar para pasar la noche en lo que tenemos la oportunidad de cruzar.

Las mujeres en estado de gestación tienen necesidades específicas de atención médica que deben ser atendidas durante el embarazo y el parto; sin embargo, estas necesidades pueden ser ignoradas o no atendidas adecuadamente debido a que el acceso a servicios de salud es limitado en contextos de desplazamiento forzado.  Las mujeres migrantes y sus familias enfrentan riesgos y desafíos adicionales como la negación de servicios de salud por parte de las instituciones públicas, quienes obstaculizan la atención médica al solicitarles una serie de documentos de manera injustificada que no hacen más que violar su derecho a la salud.

Así, las mujeres migrantes embarazadas narran múltiples experiencias de discriminación y racismo que han vivido en su tránsito por México cuando se han acercado a los centros de salud y hospitales públicos para solicitar atención médica y se les ha negado o bien, se les ha brindado un mal trato por su condición de mujeres migrantes. La falta de acceso a servicios de salud pone en peligro la vida de las mujeres y sus bebés, ya que la atención prenatal es esencial para garantizar un embarazo saludable y prevenir complicaciones que son difíciles de atender en este tipo de escenarios migratorios en donde muchas mujeres experimentan complicaciones durante el parto.

Mujeres migrantes embarazadas: entre la vulnerabilidad y la resistencia

Cuando las mujeres atraviesan por una situación de desplazamiento forzado pierden todo, incluyendo su hogar, su comunidad y sus redes de apoyo cercanas. Por lo tanto, buscar ayuda en organizaciones de la sociedad civil u organismos internacionales para ellas y sus familias, se convierte en una constante durante todo el trayecto migratorio.

Si bien a lo largo del texto se han expuesto las múltiples experiencias a las que particularmente se enfrentan las mujeres gestantes en contexto de movilidad, es importante señalar que la vulnerabilidad no es una característica intrínseca de las mujeres migrantes, sino más bien, se trata de una construcción social que se impone sobre ellas, en donde el desplazamiento forzado en sí mismo puede exacerbar la vulnerabilidad de las mujeres embarazadas debido a las situaciones antes mencionadas.

Esta vulnerabilidad no significa que las mujeres migrantes sean pasivas o indefensas, por el contrario, es importante reconocer que las mujeres en situación de movilidad demuestran una gran resistencia en la lucha por su supervivencia y la de sus familias. Así, tal como sostiene Judith Butler, la vulnerabilidad y la resistencia son dos caras de la misma moneda.

Las manifestaciones de resistencia son visibles en las formas que las mujeres en gestación asumen para afrontar las adversidades que les impone su situación de desplazamiento forzado. Organizarse colectivamente es en muchos casos crucial para sobrevivir y llegar a la frontera con Estados Unidos. Pese a las dificultades que impone la dinámica migratoria y aunque son una minoría, algunas mujeres entrevistadas se han involucrado con las organizaciones de quienes han obtenido apoyo y han asumido roles de liderazgo para gestionar recursos, abogar por sus derechos, exigir cambios en las políticas y prácticas que surgen de su condición y para denunciar las situaciones de discriminación y racismo que han experimentado por parte de las instituciones del Estado. Como Julieta, una mujer originaria de Guatemala, quien denunció públicamente violencia obstétrica, discriminación, racismo y negación de servicios médicos a través de las redes sociales y en diversos foros organizados por la sociedad civil que tenían por objetivo dar voz a las personas migrantes.

Reflexiones finales 

Es importante reconocer que el desplazamiento forzado afecta a las mujeres de manera diferente a los hombres, y que las mujeres en estado de gestación enfrentan desafíos y riesgos específicos. Para reducir los niveles de vulnerabilidad que afrontan las mujeres gestantes en contexto de movilidad, es necesario que las instituciones públicas del Estado respeten los derechos humanos universales a los que tienen derecho las personas, independientemente de su estatus migratorio y se garantice primordialmente el acceso a los servicios de salud.

Por otra parte, la capacidad de las personas para organizarse formalmente es complicada en contexto de movilidad; sin embargo, las mujeres que colaboraron en la investigación compartieron a través de sus relatos su papel activo dentro de sus propios desplazamientos migratorios y sus estrategias para resistir los obstáculos y afrontar las situaciones de vulnerabilidad que el proceso migratorio les impone.

Maricela Reyes Díaz es Maestra en Estudios Culturales por El Colegio de la Frontera Norte. Es especialista en temas sobre migración femenina desde una perspectiva interseccional. Actualmente se desempeña como Directora de Proyectos en Partería y Medicinas Ancestrales, Asociación Civil ubicada en la ciudad de Tijuana que brinda servicios de salud sexual y reproductiva a mujeres en contexto de movilidad. 

Las imágenes son propiedad de la autora.