Desdibujado el rostro de mujer en las organizaciones rurales de México.
Introducción
La participación de la mujer en muchas áreas del desarrollo y aún más en los órganos de representación de las organizaciones rurales de México, es escasa; actualmente corresponde a un 21 %, según el Registro Agrario Nacional (RAN). Cabe señalar que la mayoría de estas organizaciones son poseedoras de más de la mitad del territorio mexicano; visto así, aspirar en ellos a una igualdad de género, podría significar un equilibrio tan sustancial que podría significar condiciones de desarrollo más palpables entre la población rural e indígena que en esos territorios habita.
La igualdad de género y las organizaciones rurales
Con base en experiencias propias que el trabajo de consultoría en turismo en el medio rural nos ha permitido, hemos podido constatar una exigua participación de las mujeres en la toma de decisiones dentro de las organizaciones rurales existentes; desde luego, este es un síntoma social que de alguna manera trastoca en los proyectos que se emprenden, por lo que, sin duda, es una problemática en la que todos debemos estar atentos y de alguna manera aportar para ser parte de una solución.
Si revisamos sobre el origen de las desigualdades sociales entre los hombres y las mujeres, encontraríamos muchos estudios al respecto; al que nos referimos ahora, es el que indica que ha sido un proceso histórico-cultural complejo, como lo señala Vizcarra, en su artículo sobre las desigualdades de género, en donde por creer de manera generalizada que a la mujer tanto en el trabajo como en la vida diaria misma, le corresponden roles “inferiores”, ante los roles que al hombre se le adjudican, se acredita una postura de dominio y superioridad de “unos” (hombres), ante las “otras” (mujeres); de algún modo, estas creencias refuerzan comportamientos humanos que al final se manifiestan en un modo de actuar social extendido.
Estas relaciones de poder entre hombres y mujeres, tal parece que se hacen más patentes en las organizaciones rurales. Según Martínez, Zapata, Alberti y Díaz, en una publicación del 2005, los problemas a los que principalmente se enfrentan las mujeres en las organizaciones rurales de estructura mixta, estriba en la poca valorización de su trabajo y la discriminación en la toma de decisiones.
Bajo estas circunstancias, se tornan complejos los desafíos, más no imposibles de abatir, porque son, precisamente las mujeres empoderadas, quienes están demostrando que es posible mediante un trabajo colectivo, en organizaciones rurales como son ejidos y comunidades de México, alcanzar los cambios deseados. Así lo demuestra, por dar un ejemplo, un hecho relativamente reciente: la creación de la Red Nacional de Mujeres Agraristas impulsada por el RAN, que congrega cerca de 150 mujeres de 27 estados del país, que se han unido en esta gran organización nacional, para contar con un espacio de acción con mayor efecto en las acciones que emprenden. Como este ejemplo, podríamos mencionar algunos más que nos constan, donde son las mujeres quienes han promovido cambios en sus entornos comunitarios, tal es el caso de la Ruta de la Sal de Zapotitlán Salinas, en Puebla.
Las mujeres de esta comunidad poblana en la que nos tocó trabajar un proyecto de turismo rural, entre los años 2007 y 2009; impulsado por la organización Red Nacional de Mujeres Rurales y con recursos de programas federales para la mujer PROMUSAG y FAPPA, de la entonces Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU). En este caso, fueron mujeres en su mayoría, quienes decidieron emprender organizadamente, acciones con el fin de contar con actividades alternativas que les permitieran un trabajo digno para ellas, sus familias y comunidad.
Son muchos ejemplos más, de trabajo con mujeres que hemos tenido, que nos atrevemos a aseverar que la mujer rural está cada vez más concienciada de la ventaja que supone ser parte y conformarse en organizaciones que generan una eficiencia colectiva, frente al hecho de trabajar individualmente.
Se confirma lo relevante que es contar con visiones comunes y organizadamente. En un estudio del año 2014 que realizaron, la otrora SAGARPA (Secretaría de agricultura, desarrollo rural, pesca y alimentación) y la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la alimentación y la agricultura), se destaca que en las últimas décadas han proliferado los programas de fomento a la organización rural; bajo esta perspectiva se revelan visiones comunes, que en proceso para su desarrollo, se pueden transformar en pilares importantes que inciden en la definición de políticas públicas con orientación de recursos públicos.
Lo mismo se ha venido confirmando, sobre todo desde que la pandemia del COVID-19 reveló problemáticas profundas en los modelos de desarrollo, que nos demandan explorar hacia modelos de organización colectiva, visiones comunes y solidarias; pero también, en esos mismos términos, sostenemos que se ocupan reforzar acciones en muchos temas más: educación, cultura, salud, economía, medio ambiente, sustentabilidad, etc.
Por eso es cuestionable, que la visión de gobierno para el desarrollo nacional no se ha ajustado más severamente a acciones que impliquen la integración de todos los actores sociales, económicos, políticos en la definición colectiva desde una perspectiva amplia e integral, con efectos que puedan medirse e indiquen que ha habido cambios reales. Confiamos que no pase mucho tiempo para que se concreten cambios, eliminando en el proceso, prácticas de corrupción, y sumando en cambio, condiciones de apoyo que ayuden a resolver las necesidades de todas las áreas de vida de la población en general.
Servicios ambientales en los territorios de ejidos y comunidades y el acceso a ellos, por parte de la mujer
De acuerdo con información del RAN, los territorios de ejidos y comunidades en su mayoría son montes, bosques, selvas, matorrales, minas, bancos de materiales, cuerpos de agua, litorales y campos de labor. Todos estos suelos producen alimentos, ganado, materias primas, materiales diversos, artesanías, servicios turísticos y, por si fuera poco, servicios ambientales, conservación de la biodiversidad (80 % de la biodiversidad y riqueza natural del país se encuentra en ese tipo de tierras), captura de carbono y recarga de acuíferos.
Según datos de Morett-Sánchez y Cosío-Ruiz en su artículo “Panorama de los ejidos y comunidades agrarias en México”, los núcleos agrarios se conforman por un total 5 653 637 ejidatarios, comuneros y posesionarios, en cuya titularidad, el 80.2% corresponde a hombres y 19.8 % a mujeres. Estos datos confirman el desbalance hacia la figura femenina en cuanto al acceso a los bienes de producción, con sus consecuencias negativas en las condiciones de vida de la mujer: pobreza, salud, hambre, violencia, discriminación.
Algunas de las acciones desde las instituciones públicas en torno a la igualdad de género
En el caso de la mujer rural, esta ha sido objeto de apoyos por parte de programas de la federación, porque es la mujer (como bien lo señala el comunicado de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, del 8 de marzo de 2022), punto clave para la producción alimentaria y es la mujer campesina, fundamental para los medios de vida en sus comunidades, porque actúan como cuidadoras, productoras de alimentos, trabajadoras agrícolas y portan y preservan los saberes agrícolas tradicionales.
Durante el año 2021, por parte del programa prioritario Producción para el Bienestar, se entregó apoyo directo a 719 mil 869 mujeres productoras, un monto de cuatro mil, 85 millones 579 mil pesos. Este es el programa público que apoya a más mujeres con el mayor monto de recursos, y según el programa, lo hace con el propósito de fomentar el empoderamiento económico de la mujer del campo. Aunque es un monto considerable y representa una ayuda para las personas que lo reciben, es evidente que si lo traducimos a la equivalencia por cada una de las personas beneficiadas, es una cantidad económica que difícilmente se podría interpretar como generadora de desarrollo.
De acuerdo con la organización FUNDAR, Centro de Análisis y de Investigación de la Sociedad Civil en México, del paquete económico 2022 del gobierno mexicano, el presupuesto asignado al Anexo 13, fue por 232 mil 384 millones de pesos, superando con 74.6% a lo aprobado para el 2021. Sin embargo y como se cuestiona en el mismo informe, es poco claro que estos recursos cumplan los fines para los que se asignan, que es el de generar igualdad de género.
En publicación del IMCO (Centro de investigación en política pública) de febrero de 2022, el presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2022, asignó 233 mil 732 millones de pesos para el rubro del Anexo 13. Un post del 2022 publicado por Ingrid Chávez y Ana Lambarri analizando la ausencia de presupuesto asignado para la igualdad de género, permite ver que gran parte de lo asignado al Anexo 13, se destina para varias de las dependencias gubernamentales, pero se pone en entredicho porque no queda aclarado en específico cómo se atenderán las necesidades diferenciadas de las mujeres dentro de los programas, sobre todo en el de Bienestar, cuyo mayor monto es destinado a atender las Pensiones para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores.
Así como lo anterior repercute en muchos aspectos relacionados con la mujer, también, sin duda, de alguna manera ha repercutido en datos que se engloban entre las metas a cumplir dentro del tema de igualdad de género, que es uno de los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la ONU.
México, como los demás países miembros de la ONU, acordaron atender y trabajar para alcanzar objetivos y metas importantes y urgentes a nivel planetario. Para conocer avances del proceso, seguramente se realizan constantes análisis. Por su parte, ONU MUJERES MÉXICO, en su publicación de “El progreso en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible: Panorama de género 2022, determina que según datos disponibles, el mundo no está en camino para llegar a cumplir con el objetivo 5: Igualdad de género.
Factores como el COVID-19, violencia contra la mujer, salud, crisis sanitarias, climáticas y humanitarias incrementaron la situación de vulnerabilidad de mujeres y niñas. Dice la ONU que es momento de actuar e invertir en mujeres y niñas y la evidencia sobre los resultados en materia de igualdad de género, es un llamado de alerta en relación con los demás Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), porque es crucial el papel de la igualdad de género y la función central de mujeres y niñas para marcar el camino y avanzar en el progreso de su totalidad.
Nuestra particular mirada, coincide con el panorama que muestra la ONU, en términos de la igualdad de género para avanzar en muchos aspectos más, además, según nuestra perspectiva, también es necesario llamar a que los gobiernos rezagados en la materia, establezcan medidas serias, sin simulaciones y que tengan largo alcance. Es muy lamentable cuando en la realidad vemos, sentimos y somos testigos de manera directa, de los datos negativos que en los informes o documentos leemos en torno a la situación de la mujer y, más aún cuando se trata de la mujer rural e indígena.
Cierre con reflexión final
Ante tales condiciones de desventaja de la mujer y más en específico, la mujer rural e indígena, es por eso que sostenemos que su caminar es azaroso y su presencia aún dista de situarse en un panorama digno, y más aún, cuando se trata de aspirar a peldaños dentro de organizaciones rurales.
El rol de la mujer dentro de las organizaciones rurales, sigue siendo un tema pendiente de resolver; Se requiere de soluciones holísticas con gobierno, sociedad, instituciones públicas y privadas, ONG´s, investigación, academia, para abarcar temas de pobreza, hambre, educación, cultura, salud, economía, empleo, medio ambiente, derechos humanos, violencia y discriminación.
Es momento de comenzar a bosquejar, analógicamente hablando, rostros de mujer en todos los ámbitos del desarrollo y fundamentalmente en donde nacen las grandes esperanzas para las mujeres más vulnerables, en las organizaciones rurales de México.
Olivia Bringas Alvarado es Consultora especializada en turismo rural y rutas alimentarias. Fundadora y Directora General de Tierra y Turismo México Consultores, S.C. Docente internacional de la cátedra de Arte y Literatura Gastronómica de la Carrera de Ciencias Culinarias de la Gastronomía de la Universidad de San Buenaventura de Cali, Colombia. Miembro del Claustro Académico de Certeza Forum de Estudios Internacionales. Madrid, España. y Miembro de la Comisión de Planeación y Apoyo a la Creación Popular del Estado de Sonora. (CACREP).
Fotografías: de la autora.